sábado, 23 de abril de 2011

En el hueco de una estrella

Hace mucho tiempo que mi pasado renegó de mi memoria… Pero hay recuerdos que no se pueden olvidar.

No hay nada anterior a aquel tugurio. No hay nada excepto oscuridad. No hay nada anterior a aquella noche en la que el fuego lo consumió todo para darme una nueva vida. No hay nada… antes de que le conociese a él.
Lo he pensado muchas veces. Me ha sobrado tiempo para pensar, después de todo. Puede que simplemente no tenga pasado antes de que él apareciese en mi vida… Porque no lo necesitaba Puede que él fuese absolutamente lo único que yo debía tener. Lo único que yo debía conocer. Lo único que yo debía amar. Y puede que también sea por eso por lo que recuerdo todo como si lo viviera aún ahora…
Hay veces que miro a mi alrededor y lo veo todo con claridad. Veo el centelleo divertido en sus ojos y los grandes esfuerzos que solía hacer por que no se le descubriese una sonrisa en los labios. También escucho los errores de su voluntad cuando muy a su pesar reía o se acercaba a mí más de lo que al principio ninguno de los dos habríamos supuesto. No sólo hay sitio para él en los recuerdos de aquellos días. En mi memoria también suele asomar la voz burlesca y seductora de un joven que todavía llama a mis sueños con las melodías de sirena de su laúd. Muchas veces me he descubierto murmurando la letra olvidada de una canción, trasportándome sin quererlo a reuniones secretas frente a un fuego consumido por la noche.
Todo eso ha quedado ya muy atrás, pero sigue vivo en mí, más importante de lo que nadie podría imaginar. Yo misma me siento más real viviendo en retazos de recuerdos lejanos. Casi puedo acariciarlos, tocarlos, cogerlos entre mis manos para rememorar mejor cada sensación, cada momento. Bajo las yemas de mis dedos reside todavía el tacto áspero de las manos heridas de aquel hombre. En mi cuerpo aún se mantienen ardientes todas las caricias que él me prodigó tantas veces. En mis labios se guardan todas las sonrisas que el sol me arrancó al amanecer con él a mi lado. En mi boca… En mi boca se ha quedado impreso el sabor de aquel mestizo al que un día amé.
Sin embargo, a menudo me sorprendo descubriendo una vez más que los recuerdos me traicionan. Que cuando se acercan, suaves, tan dulces, nunca se dejan coger. Se disuelven entre mis dedos como arena fina, escapando por mucho que yo apriete las manos. Al final la única realidad que puedo sostener de verdad es la de mi hogar, la del sitio en el que habito.
Hace mucho tiempo… Conocí a alguien que contaba estrellas para descubrir un hueco entre ellas. Decía que cuando lo encontrase, sabría que la mujer que era sólo para él, la mujer estrella, habría bajado del cielo y entonces podría buscarla.
Hace mucho tiempo yo amé a ese hombre y él me amó a mí.
Hace mucho tiempo alguien decidió que mi nombre sería Äriel.
Desde hace mucho tiempo… Habito en el hueco de una estrella.
¿Me ves… Allwënn?

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